La corrosión de elementos de acero carbono por bacterias anaeróbicas, es común en instalaciones expuestas al agua extraída desde pozos profundos en el norte de Chile. La bacteria que genera corrosión al acero corresponde a la bacteria reductora de sulfato, que generalmente se encuentra acompañada con la bacteria del hierro . Cuando el ambiente es propicio para su desarrollo, esto es, ausencia de oxígeno, aguas sulfatadas y condición de pH entre 5.5 y 8, comienza su acción corrosiva localizada y altamente dañina. Es así como en el fondo interior de estanques contenedores de agua potable, se detectó colonias de bacterias en forma de protuberancias gelatinosas de color negro en el interior y café rojizo en el exterior, bajo las cuales se observó fuerte corrosión y daños profundos en el acero.
La reparación y posterior protección anticorrosiva de las estructuras metálicas que presentan daño por corrosión bacteriana, requieren primero eliminar todo vestigio de desarrollo de focos de bacterias, mediante tratamiento mecánico profundo, lavado y restregado con una solución de soda cáustica y posterior enjuague hasta pH 7, con total eliminación de los productos remanentes de la limpieza. Dejar secar y tratar con chorro abrasivo a metal blanco, SSPC-SP5. Las socavaciones mayores a 1 mm deben ser imprimadas a brocha y cubiertas con masilla epóxica hasta enrasar con la superficie metálica. Las características tanto del imprimante como de la masilla epóxica deben ser definidas de acuerdo al sector y condición de trabajo. En caso que el análisis estructural indique reforzar parte o la totalidad de la superficie comprometida, se deberá considerar en la ingeniería de reparación. El diseño de protección anticorrosiva debe considerar el empleo de un estudiado sistema de revestimiento, en conjunto con un sistema de protección catódica. Los diseños seleccionados deben ser compatibles entre sí, cumplir con las exigencias del medio y satisfacer los requerimientos para una óptima aplicación.